Adentrarse en tierra, pero siempre cerca del mar, con un pie dentro y otro fuera del agua, porque la esencia marinera continúa en suelo firme. Sendas costeras que conducen a ermitas, puertos y playas. Los muelles y las lonjas se viven en directo, mano a mano con sus protagonistas, y con las mariscadoras las pisadas se hunden en la arena. El origen de esta tierra se respira en museos, en antiguas fábricas y en nuevos talleres; antiguas tradiciones y oficios vivos son la historia y el presente de Mar Galaica.